Si comparamos las herramientas y facilidades de las que disponían nuestros padres cuando tenían nuestra edad con las que tenemos nosotros hoy en día, nos podemos encontrar con una gran infinidad de diferencias.
A día de hoy, si debemos
realizar un trabajo, o simplemente nos queremos informar de algo que
nos interese, contamos con la ayuda de muchísimas fuentes de
información como pueden ser: libros de texto, artículos, libros
digitales.., pero, sobre todo, a la que más recurrimos es a
Internet. Tenemos la gran suerte de haber nacido en el momento en el
que la tecnología empezó a avanzar a pasos agigantados,
facilitándonos muchísimo la búsqueda de información y la manera
de comunicarnos con otras personas en cuestión de segundos, ya puede
ser por redes sociales, por el correo, por teléfono, etc. Por
desgracia, nuestros padres a la hora de buscar información no
tuvieron la suerte de contar con tantas ayudas, ellos apenas tenían
libros de texto, y, como mucho, con suerte, contaban con una
enciclopedia. Si nos centramos en la forma de comunicarse tampoco
contaban con recursos, y mucho menos instantáneos, los teléfonos
apenas existían y mucho menos las redes sociales, tenían que escribirse
cartas, las cuales tardaban varios días en llegar a su destino.
Como conclusión, pienso que
tenemos mucha suerte en comparación con nuestros padres, pero
también hay que reconocer que a nosotros nos suelen mandar trabajos
más complejos acorde con la gran cantidad de recursos de los que
disponemos, por lo que por una parte podemos decir que está equilibrado.
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